Fuimos a conversar con los investigadores de Embrapa Informática Agropecuaria, Eduardo Assad y Gustavo Rodrigues, para entender mejor lo que un aumento de temperatura puede hacer en la producción brasileña de cafés especiales. El diagnóstico es grave. Pero reversible.
Si las temperaturas continúan subiendo el 0,3o.C (actuales tasas anuales) por década, y si no actuamos, tendremos un gran problema para resolver con relación a la producción brasileña de cafés especiales. El primero de ellos es que el café arábico va a sufrir mucho más de que el robusta. Esta es la conclusión de los estudios de los investigadores de Embrapa Informática Agropecuaria, Eduardo Delgado Assad y Gustavo Rodrigues.
“El primer estudio que publicamos sobre eso es de 2004, y casi nos mataron. Hablaban de que queríamos acabar con el café de Brasil, pero la verdad es que nosotros queremos salvarlo”, cuentan. Algunos compañeros de otras instituciones de investigación se opusieron contra los resultados de las investigaciones. Pero, recientemente, aquellos que dudaron, comenzaron a percibir que los estudiosos tenían razón y que las evidencias comenzaron a aparecer, como el aborto de las flores de los cafetales.
¿Cómo minimizar los efectos del calentamiento global?
“Plantar árboles en las plantaciones de café es perfecto para combatir el calentamiento global, pero cómo convencer al caficultor a hacer eso”, dice. De manera general, el caficultor brasileño aún hoy es una comunidad altamente conservadora”, advierte Eduardo Assad.
“Estamos viviendo un momento de vulnerabilidad en el café y existen solo dos opciones: una, del manejo del agua y sombreado y la otra, es biotecnológica, o sea, las especies que vamos a usar precisarán ser más resistentes al calor. Tenemos que aumentar la resistencia de las especies usadas”, explica el investigador.
En Brasil, de manera general, el gran productor de cafés especiales prefiere continuar usando la irrigación a plantar árboles en su propiedad. “La plantación de árboles en las haciendas productoras ayuda a disminuir la temperatura local en hasta 10o.C. “Pero el gran productor no entiende que, si el calentamiento continuo, no va haber agua para todos. Ellos piensan que las consecuencias del calentamiento global no van a llegar a sus actividades,” argumenta Eduardo Assad.
Ya el pequeño productor, queda aún más vulnerable. Él no tiene condiciones para usar irrigación, porque es cara. “Este productor necesita plantar árboles. Si no, no va a sobrevivir”, advierte.
Con el calentamiento global, dos factores importantes ocurren en las plantaciones de cafés: el primero, es que aumenta el consumo de agua del propio cafetal ya que, con las temperaturas elevadas, la planta transpira más; y el segundo, es que la temperatura elevada es una de las situaciones en que ocurre el aborto de las flores, o sea, el café se quema.
“Al inicio en que la planta comienza a tener condiciones de agua y temperatura buenas, ella suelta el botón floral, vulgo chumbinho. Pero, como estamos con un clima bien irregular, llega el mes de agosto, saliendo del invierno, comienza a calentar y la planta cree que llegó la primavera y comienza a soltar el botón floral. Ahí llueve en agosto/setiembre, la planta cree mejor, solo que llega a mediados del mes de setiembre y la temperatura comienza a estar más caliente de que 34o.C.” Con eso, quema las estrellitas del botón floral. Eso ocurre en horas, basta un determinado período de horas con temperatura arriba de 34o.C, para quemarse todo,” cuenta Gustavo Rodrigues. “Los propietarios de las grandes haciendas van allá e irrigan, ellos consiguen controlar el microclima. Pero los pequeños, que son la inmensa mayoría de los productores de cafés especiales en Brasil, ¿Qué hacen?, se pregunta.
“Nosotros estamos observando el número de días con temperatura superior a 34o.C. De 1990 a 2017, la curva continúa subiendo. De 10 días arriba de 34o.C, la oportunidad de quema de la flor aumenta en 200 %. Nuestro principal problema con el calentamiento global es, en términos de vulnerabilidad, descubrir en que regiones productoras de Brasil eso está sucediendo con mayor incidencia”, agregan.
Los investigadores explican que cuando juegan las proyecciones del calentamiento global en el mapa de las grandes regiones caficultoras de Brasil, la región de bajo riesgo climático, o sea, aquella donde se puede plantar tranquilamente, tiene una reducción del 9,8 % en la producción de café, lo que da un perjuicio de R$ 888 millones por año.
“Embrapa está investigando también sobre el aumento del CO2. “Hasta el momento, los consejos que la planta da para nosotros es que el CO2 parece ser benéfico: la planta crece más rápido. Pero, sospechamos que el ciclo puede reducirse. El árbol de café, en vez de durar 20 años, va a durar 15. Con CO2, temperatura y agua, la planta va a volverse una máquina de hacer fotosíntesis. Pero llega un punto en que ella no aguanta más, y muere. Ahí se tiene que replantar y eso tiene un costo”, explica.
“Los cafés especiales de los productores grandes usan la irrigación, para controlar el aborto con agua. Pero quería recordar que, de 1990 para acá, el estado de S. Paulo perdió 250 mil hectáreas de café, simplemente dejó de producir café arábico. Muchas regiones del estado, hoy, plantan caña o árbol de caucho. O se volvieron ganaderos.”, dice Assad.
Nuevas regiones productoras de cafés en Brasil van a aparecer
El estudio indica aún que antiguas regiones productoras de cafés en el país desaparecerán y otras surgirán, el caso de Rio Grande do Sul, por ejemplo. “Hasta las heladas que tienen allá están disminuyendo con el calentamiento global. En 1970, por cuenta del fenómeno climático que diezmó las plantaciones de café en Paraná, los productores fueron obligados a dejar sus tierras y migrar para Minas Gerais, para continuar viviendo del café. Ahora, con el calentamiento global, ellos que se preparen para volver a Paraná, ya que las heladas casi no suceden más por allá”, advierte Assad.
Y el calentamiento global no afectará solo a Brasil. Nicaragua, Guatemala y México también ya están sufriendo. Cada vez más trabajos científicos están saliendo, de grupos completamente diferentes del nuestro. Todos preocupados con los efectos de los cambios climáticos”, ejemplifica Gustavo Rodrigues.
Plasticidad genética
Una de las soluciones para la disminución del problema es que es necesario encontrar una plasticidad para trabajar genéticamente con algo que mejore la situación del café arábico. “Viendo los gráficos, vimos que el café robusta soporta más el aumento de temperatura. Eso nos hace preguntarnos: ¿Será que en el material genético del Robusta, no conseguiremos encontrar algo que pueda ayudar al arábico? Una de las opciones es esta. En vez de hacer un transgénico con otra planta, como la mostaza en la soya, hacer algo con la misma especie, ¿El café? La posibilidad de ser un éxito es mucho más grande”, cuenta Assad.
Ya existen estudios, no muy enfocados en la cuestión climática, pero sí en estabilidad de producción. “Tenemos que estudiar el robusta. Nuestra gran dificultad es hacer que los productores paren de pensar solo en la producción. Es necesario pensar en sustentabilidad. La temperatura puede aumentar tanto, que hasta la gran producción de CO2 sea un problema, o sea, la planta no va a conseguir aprovechar el efecto fertilizador del CO2, como él es llamado”, dice Gustavo.
Etiopía: una preocupación aún más grande
Cada vez más trabajos científicos sobre el tema del calentamiento global en las plantaciones de café están siendo realizados. Hay un grupo de investigadores, extremamente preocupados con los efectos de los cambios climáticos en Etiopía, norte d África y cuna genética del café.
“Em este momento, está sucediendo una gran pérdida de la diversidad de cafés en Etiopía, por los cambios climáticos. Si quieren salvar el café del mundo, necesitamos proteger a Etiopía. Allá existen 12 mil variedades diferentes de especies de la planta. Para el Brasil, trajeron 60 especies. Tenemos que proteger el café de Etiopía, crear una protección mundial, si no, el café desaparece”, se preocupan los científicos.
“Lo que veo suceder en Etiopía con el calentamiento global es una perdida muy grande de diversidad del café. Y todo lo todo el mundo hizo hasta ahora fue explotar a Etiopía, llegó la hora de protegerla. El país debería ser riquísimo, visto que todas las naciones consumidoras y productoras de café deberían de unirse y ayudar al país a pagar estudios serios sobre el impacto del calentamiento global en las plantaciones de cafés.
Allá existen 12 mil variedades diferentes de café. Solo 60 especies fueron traídas para Brasil. Tenemos que unir a los científicos del mundo y estudiar junto con los etíopes y pagarles de forma justa. Pero las personas no quieren ayudar a personas negras y pobres, el racismo en el mundo del café aún es gigantesco. Si no actuaríamos rápido, va a ser un desastre”, concluyen los investigadores.