Empresa ve al país como la gran alternativa para la industria mundial de chocolates
Pinhalense, empresa fabricante de máquinas para la producción en cultivos como el café, la pimienta y el cacao, apuesta en el crecimiento del cultivo y venta del cacao especial brasileño. «El mercado de cacao en Brasil está totalmente fragmentado. Por un lado, están los grandes productores, con un gran endeudamiento, todavía por la causa de la enfermedad escoba de la bruja, produciendo cacao commoditie. Del otro, el pequeño productor que, a pesar de todas las dificultades, vio que su negocio solo tendría futuro se buscaba mejorar su sistema de producción para conseguir obtener cacao fino o especial», explica el presidente de Pinhalense, Reymar Andrade.
A pesar de los problemas, el CEO cree que la producción del país crecerá mucho: «somos una gran alternativa para la industria mundial, principalmente si consideramos los problemas sociales, jurídicos, climáticos y de guerras civiles en otros países productores. Esto porque Brasil es el productor de cacao mejor estructurado, con políticas mejor organizadas, con potencial de estructurar mejor la cadena y con áreas de cultivo muy aptas para crecer», dice.
Reymar agrega que la próxima década será decisiva para la transformación de la cadena del cacao en el país, así como sucedió con la producción de los cafés especiales. «El cacao brasileño será una alternativa para la industria del chocolate en el mundo y ella pagará por eso. La razón es muy simple: no tenemos trabajo esclavo, nuestras leyes laborales son severas y la industria necesita seguridad jurídica. A su vez, el mercado consumidor está exigiendo, cada vez más, conocer el origen de lo que consume, saber que son los proveedores, si son socialmente responsables. Somos una gran alternativa para los países productores de cacao de África y de América Central», aclara.
«He visto grandes fabricantes como Callebaut, Nestlé, Mars, Olam, etc., preocupadas con este escenario, que está dejando de ser sostenible. No hay renovación dentro del modelo actual, ya que los hijos de los productores en el resto del mundo están migrando a otras actividades, sus padres envejeciendo y la producción está amenazada. Es el momento que Brasil saque provecho de eso, organizar la cadena, sus organismos, instituciones y asociaciones y desarrollar tecnologías para que estas nuevas bases de producción cambien a la realidad del cacao en el mundo», argumenta.
Reymar también apunta sobre la importancia de que el pequeño productor entienda que el cacao es un alimento, una fruta y, como tal, debe ser manipulado cumpliendo reglas de higiene sanitaria. «La falta de cuidado, exponer al cacao en contacto con animales y aves es un gran error desde el punto de vista alimentario», comenta.
Pinhalense exporta su tecnología a más de 90 países, especialmente a aquellos productores de cacao, pimienta y café. La experiencia en el exterior confirma que los países que han evolucionado son aquellos que dependen de acciones gubernamentales, que adquieren equipos y promueven los cambios necesarios. «Esperamos que esto ocurra aquí también, pero no necesariamente por medio del Gobierno, y sí de la propia iniciativa privada, que la cadena se organice, promoviendo el cooperativismo del sector. Y que esta iniciativa sea el motor para la creación de centrales de mejoras colectivas de cacao, destinadas a pequeños productores, que resultará en una mejor retribución por el cacao fino. De esta forma, Brasil volverá a tener la importancia debida», finaliza.
Fotos e vídeos: Clodoir de Oliveira