La causa es la ineficiencia de la gestión del transporte aéreo en Santo Tomé y Príncipe, en África.
Desde el inicio de marzo, cuando la pandemia de covid-19 tuvo inicio, los chocolates Bean to bar de Claudio Corallo (www.claudiocorallo.com), apuntado como el mejor del mundo, lea el artículo aquí, desaparecieron del mercado internacional. La crisis se anunció antes que el virus invadiese el Globo, gracias a un problema aún más letal: el de la incompetencia de las autoridades que no lograron crear las estructuras básicas de seguridad aeroportuaria, para garantizar la continuidad del transporte de cargas aéreas entre Santo Tomé y Príncipe y el resto del mundo.
La fábrica de Claudio Corallo, que producía cerca de seis toneladas de chocolates por año, tuvo que ser cerrada recientemente y, cerca de 200 empleos directos e indirectos, simplemente desaparecieron.
Desde mediados del 2018 la compañía aérea del país, STP-Airways, y la transportadora portuguesa TAP, dejaron de transportar cargas a partir del aeropuerto de Santo Tomé, gracias al incumplimiento de las leyes internacionales de seguridad practicadas por el aeropuerto.
Entonces Claudio Corallo comenzó a exportar sus chocolates y cafés especiales a través de Luanda, capital de Angola, hasta Europa, lo que hizo que el costo del transporte encareciese los productos en casi cuatro veces.
Para empeorar la situación, TAP dejó de volar para Angola al inicio de la pandemia, en marzo de este año, lo que simplemente hizo que los tan famosos chocolates de Claudio Corallo dejasen de ser exportados. “Solo podemos exportar los granos a través de barcos, pero esta actividad no paga los costos de la empresa. La única solución es transferir la fábrica de Santo Tomé para algún país europeo, como Portugal, España, Francia o Italia. Esta es la única manera de poder volver a producir nuestros chocolates Bean to bar”, se desahoga.
“Con una fábrica en Europa podemos volver a recibir los granos de las haciendas y transformarlos en chocolate. Para eso, necesitamos de una unidad fabril en uno de estos países, pudiendo ser por medio de una colaboración con alguna empresa alimenticia que ya tenga una fábrica lista para operar o encontrar un inversionista para montarla desde cero”, explica Claudio.
“En mayo del año pasado, le envié una carta al Primer Ministro de Santo Tomé y Príncipe, Jorge Bom Jesus, solicitando una audiencia sobre el tema, pero nunca obtuve respuesta. Le comuniqué a todos los organismos internacionales como la FAO, Banco Mundial, ONU, Unión Europea y Banco Africano de Desarrollo de la importancia del tema y tampoco fui escuchado. Es una lástima, ya que representa un retroceso de varias décadas en el desarrollo del país africano que tanto necesita de ayuda internacional para la mejoría de las condiciones de su población”, finaliza Corallo.