Y, para 2020, abrirá tres torradoras de cafés especiales en el exterior, con una inversión de US$ 3 millones
Arthur Moscofian, presidente de Fazenda Santa Mônica, de la región de Machado, sur de Minas, propiedad de 147 hectáreas, decidió invertir en los cafés especiales. Plantó en 16 hectáreas de su chacra, Catuaí 2SL, a una altitud de 1.200 metros. En dicha área, cosechará 500 sacos de café, siendo que de esos, 250 sacos, serán seleccionados para la producción solo de los cafés especiales.
Estos cafés serán separados en cinco lotes de 40 sacos y, aquellos que tuviesen mejor puntuación después de análisis de la BSCA, serán comercializados como microlotes. «Espero que esos cafés lleguen a notas entre 87,5 y 90 puntos por la SCAA para que sean vendidos solo en el mercado interno», explica.
Por los planes del empresario y productor de cafés, los microlotes estarán disponibles en el mercado interno a partir de octubre. «En este momento, estamos trabajando en el nombre del producto, así como también en sus envases, que tendrán un regalo sorpresa para que nuestros clientes se acuerden siempre de nosotros», nos cuenta animado.
Fazenda Santa Mônica produce a gran escala, cafés de buena calidad, seleccionados como Gourmet. Después de inversiones en maquinarias láser, de fabricación alemana, que selecciona los granos de café automáticamente por color, pudimos invertir con más seguridad en la producción de cafés especiales. Por otra parte, también se comenzaron a utilizar, tanques de secado por viento, invención catarinense. «El resultado es que se abandonaron los patios de secado y los cafés comenzaron a presentar características especiales, como notas florales», nos cuenta Arthur.
Los microlotes se comercializarán en los supermercados San Marché, Santa Luzia, Santa Maria, São Paulo, Zaffari, Unidasul (red de Rio Grande do Sul), y Sam’s Club. También podrán comprarse en diversas redes de cafeterías alrededor del país, como Empada Brasil, y la cafetería del Centro Cultural Banco do Brasil, en el centro de São Paulo, entre otros establecimientos.
La propiedad está 100 % mecanizada y cuenta con 11 colaboradores, siendo que en la época de cosecha ese número sube a 18. Sus cafés están plantados entre 900 a 1200 metros de altitud. Y, entre cafés especiales y gourmet, produce cinco mil sacos por año.
Arthur es la tercera generación de la familia armenia en producir cafés en Brasil, y en la empresa, ya trabajan sus dos hijos, Marcelo y Alexandre.
Torradoras en el exterior
Los planes a seguir son aumentar la producción de cafés en la chacra en 12 más hectáreas y montar tres torradoras en otros países, solo para trabajar con cafés especiales.
«Desde hace tiempo estamos recibiendo invitaciones de varios países para abrir una torradora. Pero nuestra premisa es que tenemos que tener nuestro producto, siempre. Ya recibimos invitaciones para instalarnos en Suiza, en la frontera con Alemania, pero lo ponderamos y resolvimos que no porque en el invierno, debido a las condiciones climáticas, perdemos movilidad. Entonces, como hemos visto que el mercado de cafés especiales ha crecido mucho en Francia, allá vamos. La idea es proveer a España, Reino Unido y Portugal», dice.
Pero los planes no paran ahí: «también iremos a los EE. UU., y a China, y cada una tendrá capacidad de torrar 100 toneladas/mes. Toda la inversión que estamos planeando hacer, de US$ 1 millón en cada torradora, vendrá de la propia chacra», se anima.
«Serán unos dos mil sacos de café por mes torrado, solo de cafés especiales. Es un nuevo horizonte que se abre para nosotros, porque queremos que nuestro negocio sea lo más lucrativo posible. Y, de esa forma, cuando el precio del café está muy alto, la chacra gana y la torradora pierde y viceversa», explica.
Arthur nos cuenta que descubrió la ecuación perfecta: «yo estaré en el control de la producción, en la chacra, mi hijo Marcelo, será responsable por el mercado interno y Alexandre, por el externo. ¿Quieres algo mejor que eso?», sonríe realizado.