En el último Cup of Excellence, cinco sacos fueron rematados por R$ 18 mil cada uno, por la empresa japonesa Maruyama.
Santo Antônio do Amparo está a 185 km de Belo Horizonte y cuenta con poco más de 18 mil habitantes. Como toda pequeña ciudad del interior de Brasil, la vida se desarrolla alrededor de la plaza de la matriz, donde el Santuario Santo Antônio de Pádua está ubicado, como también pequeño comercio. Cerca de 150 metros de allí se encuentra la casa verde, sed de la hacienda Guariroba en la ciudad y donde la familia Paiva recibe los visitantes.
Totalmente preservada, la construcción fecha el inicio del siglo pasado. Es allá, con sus innumerables habitaciones, que Gabriel Lamounier Vieira, su esposa, Elisa Paiva Lamounier, la hermana, Marília Paiva y Renato Arriel, probador y barista, recibieron al equipo del Grano Especial.
Después de un espléndido almuerzo preparado por la querida Toninha, ella hace todo de la familia, y el primer café de los dioses, tomado por Renato, fuimos a visitar la hacienda.
Guariroba: palmera nativa de Brasil, de gusto muy amargo
Distante solo 10 minutos de la casa, la Hacienda Guariroba es de propiedad de Homero Aguiar Paiva, alto ejecutivo de la constructora MRV.
Gabriel, Elisa y Marília se ocupan más del día a día de la hacienda, a pesar de poseer otras actividades también. Ambos son dentistas, Marília es abogada, mientras que Renato es agrónomo y tiene un papel fundamental en el éxito de las plantaciones. Juntos, los cuatro hermanos y el cuñado son el verdadero DNA de la hacienda Guariroba.
“A pesar de nuestro padre, Afrânio Aguiar Paiva, trabajo con el café toda la vida, él siempre se preocupó de que sus hijos estudien, y tuvieran otras profesiones. Él decía que el estudio es la única fortuna que podía dejarnos y que nos protegería de los altos y bajos del café”, recuerda Marília. Y así fue.
(El terreiro de la hacienda Guariroba repleto de frutos)
La hacienda Guariroba posee 200 hectáreas, siendo que 80 son de café, y 50 de ellos cuentan con un sistema de irrigación diseñado exclusivamente para atender las necesidades de la hacienda.
La producción de cafés especiales representa el 40 % de todo el café producido en el lugar. Las especies elegidas fueron Bourbon Amarelo, Catucaí Amarelo, Topázio y Catiguá.
La parcela vencedora del Cup of Excellence 2016 fue el Catucaí Amarelo, que tiene solo cinco años. Su nota fue de 90.5. Los jueces percibieron matices de miel, anís, acidez cítrica y frutas amarillas.
En una altitud de 1100 metros, la cosecha es selectiva, y solo los granos maduros tienen vez. El método es natural y el café queda siete días en el local. “Hicimos un mapeo en las plantaciones, levantamos el brix, que mide la cantidad de azúcar en el grano. Este levantamiento nos ayuda a tener una idea sobre la situación de cada plantación”, completa.
(Desde la Iglesia Matriz de Santo Antônio de Amparo, pasando por la casa sede de la Guariroba, hasta llegar a los cultivos de café de la Hacienda: lugares con vistas increíbles!)
“Otro cuidado único es con la colecta, que se realiza de mayo a setiembre. Este año, contratamos más mujeres, pues es conocido que ellas tienen más sensibilidad para realizar este trabajo. Nos hemos preocupado en mantener a las mismas mujeres trabajando año tras año porque ya tienen el conocimiento de cómo catar el café cereja correctamente”, explica Gabriel.
“Sentimos la importancia de la mujer en las plantaciones de café especial. Al final de la cosecha sucede una fiesta en la región, llamada Coelho. Este año, haremos la fiesta de Coelho Rosa. Vamos a traer manicuras, peluqueras para promover un Día de Belleza. La fiesta finalizará con la entrega de un certificado, para premiar la calidad del trabajo de ellas”, explica Marília.
(Coche alegórico en homenaje a la Hacienda Guariroba, en la Fiesta del Coelho, de Santo Antônio do Amparo)
Café con alma
A lo largo del año la hacienda Guariroba cuenta con 10 empleados fijos, siendo dos en la oficina y el resto, en la plantación. Durante la cosecha, este número sube para 40. “Tiene gente que trabaja en el local hasta hoy y que ya trabajaba con mi padre. Y mira que él ya murió hace 25 años,” recuerda Vera.
Como no podía dejar de ser, los cafés de la Hacienda Guariroba son todos rastreados. El mismo día de la colecta, van para los locales, debidamente identificados con el número del lote, tipo de colecta, fecha de entrada en el local, fecha de entrada en el secador, en el beneficiador, etc.
En la frente de la sed administrativa de la hacienda queda una parcela bautizada con el nombre del principal comprador de los cafés de la hacienda, Maruyama Coffees. Además, compran de la hacienda hace tres años. “Él llegó aquí y dice que existía una variedad interesante, el Catiguá. Entonces, decidimos homenajearlo, ya que cada plantación aquí tiene un nombre, cada uno con un significado para nosotros, homenajeando personas y fechas importantes para la familia.
(Durante la época de cosecha, la Hacienda cuenta con cerca de 40 empleados)
Alta productividad
En 2016, cosecharon 65 sacos por hectárea en promedio. Solo como comparación, el promedio de la región es de 25 sacos por hectárea. “Uno de nuestros diferenciales es la irrigación por goteo y, claro, la edad de las plantaciones, ya que buena parte es nueva. La Guariroba tiene solo siete años de plantación de cafés especiales. Y todo año se esfuerzan para plantar más de 30 hectáreas.
(Sillón de café de la Hacienda Guariroba)
Un poco de historia
Son cinco generaciones ocupándose del café. El padre, Afrânio Aguiar Paiva, poseía algunas haciendas como la Rubiácea y el Mundo Novo. Ya el tío Fernando Paiva, de 90 años, fue el pionero en plantar cafés de calidad superior en Brasil y fundar la Asociación Brasileña de Cafés Especiales, BSCA. Antes Homero, era el propietario de las tierras donde hoy está la hacienda Guariroba, que hacían parte de la hacienda Cachoeira.
“Prácticamente, todo nuestro café es exportado, principalmente para Japón, China y Estados Unidos. Starbucks Coffee, inclusive, adquirió en el último Cup of Excellence, cinco sacos pagando el equivalente a R$ 16.399,85 cada uno”, aclara Gabriel.
‘Estamos con un proyecto junto a UFLA (Universidad Federal de Lavras) de energía limpia. Vamos usar luz solar en toda la hacienda. Nuestro objetivo es proveer toda la necesidad de energía de la hacienda y avanzamos aún más en el proyecto de excelencia de la Hacienda Guariroba”, finaliza Gabriel.
(Vista del mirador en la plantación de café de Guariroba, con la Hacienda apareciendo en el fondo)
El QGrader de Guariroba
Renato Arriel comenzó trabajar con café hace nueve años, como punteador, parte administrativa de la colecta. Comenzó a probar el café y se especializó, haciendo cursos de pruebas, barista, maestro de tostado y, finalmente Qgrader. Todos en la Academia del Café, en BH. “Trabaje un tiempo allá y aprendí mucho con Osnei, un maestro para mí”, cuenta Renato.