Datos fueron divulgados por Abrasel, Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes
Cerca de 12 mil bares y restaurantes y cafeterías cerraron sus puertas definitivamente desde marzo del 2020 en la ciudad de San Pablo. La principal causa apuntada son las restricciones de funcionamiento impuestas por la pandemia del coronavirus.
En todo el estado, de las 250 mil empresas del sector, 50 mil dejaron de existir durante la pandemia. Del 1,8 millón de empleados del ramo del estado, 400 mil perdieron sus puestos de trabajo en el mismo período.
Para muchos de estos establecimientos, el delivery ayudó a mantener los establecimientos funcionando, aunque con las puertas cerradas. Entre marzo y diciembre del 2020, el número de nuevos restaurantes registrados en iFood, por ejemplo, creció 78% en el estado. La app observó un crecimiento del 122% de pequeños y medianos restaurantes registrados.
El pasado día 24, sábado, el Gobierno Estatal autorizó la reapertura de bares y restaurantes. Sin embargo, de acuerdo con Abrasel, el 20% de estos establecimientos no retornarán a sus actividades porque los costos de operación no lo compensan. La asociación calcula que la facturación no debe llegar al 25% de lo que se recaudaba antes de la pandemia.
Para Fábio Pereira, uno de los socios de Urbe Café (lea artículo aquí), la situación está muy difícil. “No hay una forma real de resolver. Lo que se puede es empujar el problema para el frente. Estamos intentando estirar la cuerda para ver alguna luz en algún momento. Para ser muy práctico, estamos haciendo deudas con instituciones financieras. Todos los préstamos que podíamos los cogimos. Estamos pleiteando otros, pero todo tiene un límite”, explica.
Fábio piensa que el límite de la mayoría de los emprendedores del área está llegando a su final. “Los próximos dos meses, mayo y junio, serán decisivos. Es imposible garantizar el mantenimiento de todos los empleos, sin la ayuda del Gobierno Federal. El año pasado, con la ayuda, logramos sobrevivir. Pero, si no tenemos otros auxilios, será imposible no despedir”, cuenta.
Fábio explica que la facturación Urbe Café disminuyó 80% el año pasado. “El delivery ayuda un poco, claro, pero no es la solución. Las autoridades deben posicionarse urgentemente. No tiene ningún sentido mandarnos a cerrar las puertas y, al día siguiente, las concesionarias de agua, luz, gas, cobrarnos. Necesitamos de un tiempo, para organizarnos y pagar los gastos fijos. Necesitamos de plazos reales. De lo contrario, muchas más cafeterías, bares y restaurantes cerrarán sus puertas definitivamente”, se desahoga.