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Phyllis Johnson: Desigualdad racial en la producción del café

¿Vamos a hablar sobre desigualdad racial en la producción del café brasileño?

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Levantamiento del IBGE comprueba que no hay negros ni pardos propietarios de grandes haciendas. Por otro lado, son mayoría en las pequeñas propiedades familiares.

El último Censo Agro del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) realizado entre el 2017 y el 2018 y concluido solamente al final del año pasado, muestra que Brasil tiene cinco millones de establecimiento agropecuarios, y 45,4% son dirigidos por productores blancos.  Los pardos poseen 44,5%, 8,4% a negros, 1,1% a indígenas y 0,6% a amarillos. Son 2,2 millones de productores blancos y 2,6 millones de negros y pardos, considerando la suma de todos los tipos de propiedades agropecuarias, independientemente del cultivo y del tamaña de la tierra.

En las grandes propiedades, casi no hay productores negros. De las 1.559 haciendas con más de 10 mil hectáreas, por ejemplo, 1.232 son comandados por blancos, 270 por pardos y solamente 25 por negros. La proporción es de cuatro productores blancos para un productor negro o pardo. Ya en las propiedades pequeñas, con menos de cinco hectáreas, la realidad es inversa: los negros y pardos son la mayoría.

Ya cuando se tiene en cuenta la extensión de las propiedades de cada grupo étnico, la encuesta retrata una gran desigualdad: los productores blancos ocupan 208 millones de hectáreas, o 59,4% del área total de los establecimientos, mientras los negros y pardos tienen, juntos, menos de la mitad, o sea, 99 millones de hectáreas, o 28%.

La distorsión es aún más profunda que la distribución de la renta nacional encontrada en la Encuesta Nacional por Muestra de Domicilios Continua (Pnad Continua) en el 2015, según la cual los blancos poseen el 59% de la riqueza del país, mientras los pardos se quedan con 33% y los negros, 7%.

La mayor presencia de negros entre los propietarios rurales ocurre en Bahía, con 15,7%, seguida de Amapá, con 14,6%. En Río Grande do Norte está el mayor porcentual de productores pardos, con 49,4%, así como en Roraima. En la región Sur, tenemos el mayor porcentual de productores blancos: más del 90%, seguidos por San Pablo, con 80%.

La inclusión de la raza en la cuestión agraria era una demanda antigua y siguió las orientaciones ya usadas por el IBGE en censos poblacionales. Cada entrevistado declaró su color, escogiendo entre las cinco clasificaciones ofrecidas: blanca, negra, parda, amarilla o indígena.

Cimarrón

 Según el gobierno brasileño, existen 3.447 comunidades cimarronas esparcidas por el territorio brasileño, vivas y actuantes formadas, en su mayoría, por pequeños productores rurales negros que, además de todas las dificultades inherentes a la actividad agrícola de una pequeña propiedad, tienen que tratar con el racismo. Desgraciadamente, el Censo Agro no posee un récord específico de la cultura cafetera.

En los EE.UU., la distorsión es aún más grave

Con un pasado esclavista como el brasileño, la misma distorsión aparece en la agricultura americana. Los productores americanos blancos son dueños del 96% de las tierras cultivables. Mientras tanto, los cuatro grupos minoritarios, negros, indios americanos, asiáticos e hispánicos son dueños de 25 millones de acres, por un valor estimado de US$ 44 mil millones. Pasado un siglo del fin de la esclavitud, los hacendados americanos negros tienden a ser inquilinos más que dueños de las tierras. Los propietarios negros están más concentrados en los estados del Sur, de la costa este de Texas hasta el Cinturón Negro (se trata de una zona geográfica en forma de serpiente en el sudoeste de los EE.UU., compuesta por Missisipi, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennesse, Texas y Virginia). En su mayoría, plantan soya o madera de reforestación. Los datos americanos son de USDA’s Agricultural Economics and Land Ownership Survey.

Café Especial

Phyllis Jonhson es una afroamericana cuya madre viuda trabajaba en una hacienda de algodón en Arkansas para poder sustentar a sus siete hijos, que estudiaron y se graduaron. Phyllis se graduó en Ciencias en la Universidad de Arkansas, hizo especialización en administración pública en Harvard y fundó, junto con su marido, BD Imports, una tostadora de cafés especiales, seleccionados cuidadosamente alrededor del mundo.

Es también la fundadora y directora de la ONG Coffee Coalition for Racial Equity. En el 2018, Phyllis Jonhson un artículo “strong black coffee: why aren’t African-Americans more prominent in the coffee industry”? que ayudó a sensibilizar a la industria del café en torno del tema.

Después de haber trabajado con productores de cafés especiales de África, Asia y América Central, Brasil entró en su radar. Cuando comenzó a relacionarse con interlocutores de la industria del café especial en Brasil, percibió que ninguno de ellos en toda la larga cadena del café era negro. “¿Qué? ¿Dónde están los productores de café en Brasil afrodescendientes? ”, ¡preguntó insistentemente a sus contactos brasileños! ¡Nadie sabía!

Atenta a las semejanzas históricas de los dos países de pasado esclavistas, EE.UU. y Brasil, Phyllis Johnson quiso saber un poco más sobre el papel del negro en la industria cafetera brasileña, estudió autores extranjeros y nacionales y acabó escribiendo un libro, lanzado el día 9 de noviembre último, en los EE.UU., titulado “The Triumph: Black Brazilians in Coffee”, por ahora disponible solamente en inglés, en los sitios web de Amazon y de su empresa, BD Imports (www.bdimports.com).

Phyllis Johnson

Lea, a continuación, la entrevista exclusiva que Phyllis le concedió a Grano Especial:

Grão Especial – la industria del café especial es tan vasta, usted conoció prácticamente el mundo entero buscando los mejores cafés del mundo para su negocio. ¿Por qué se interesó por la historia de los esclavos brasileños?
Phyllis Johnson – esa es una gran pregunta. Abandoné Arkansas y sabía que no quería tratar con nada que tuviese que ver con la vida en el campo. Vi a mi mamá trabajar duro a lo largo de su jornada. Vi a mi papá morir. Vi a mi mamá trabajar con sus manos y quedarse con las manos iguales a las de un hombre. No quería eso para mi vida. Ella tampoco quería eso para mi vida. Ella alentó a sus siete hijos a estudiar y a graduarse. Fue lo que hicimos. Después que me gradué y trabajé como científico, percibí que algo estaba faltando. Comencé a mirar alrededor intentando percibir algo que me llenase. Entonces comencé a trabajar con el café, algo que me apasionaba. Y que tenía que ver con mi propio background. Personas en una hacienda. Cuando eres un importador de café, las regiones productoras pueden ser parecidas, pero los países no son iguales. Cada uno tiene su propia historia. Estaba trabajando mucho con países en el Este de África, comprando cafés de Kenia, Etiopía, Tanzania, Ruanda, donde se producen los mejores cafés especiales. Después, comencé a comprar café de América Central, de Costa Rica, del Salvador, de Guatemala, y era mucho más fácil.
Nunca pensé en trabajar con Brasil y aquí está el por qué: Brasil es inmenso, es el mayor productor de café, abastece al mundo con su café commoditie. Y los compradores americanos no están interesados en pagar mejor por ese tipo de producto y la competencia es gigantesca dentro del mercado americano. No había razón para trabajar con cafés brasileños, mi nicho es otro.
Entonces encontré a mi amiga Josiane Cotrim que quería comenzar a trabajar con la ONG Women International Alliance Coffee, creando el capítulo brasileño. Yo había creado el capítulo del Este de África. Josiane quería capturar mi atención y ella me dijo: tenemos trabajadoras negras en las plantaciones del café. Ven hasta aquí y míralo con tus propios ojos.
Entonces, en el 2014, comencé a preguntarles a mis asociados comerciales sobre ¿dónde estaban los profesionales brasileños negros del café? Nadie sabía responderme. Continué mi jornada esperando que alguien me presentase uno de ellos. Nada ocurrió. Viajé, di conferencias, trabajé con grandes productores, con pequeños y nada. ¡Ninguna pista! Por otro lado, algo me alentaba pues nadie decía, “para tu búsqueda, estás equivocada, no hay nada extraño en eso”.
Un día, estaba en África, en una reunión con un director ejecutivo de una asociación de cafés especiales y pregunté: “¿Cuándo usted va a Brasil se encuentra con brasileños negros?”. Y él, un africano, me respondió: “¿Por qué haría eso? Ellos son todos chóferes de camión”. Entonces percibí que nosotros, afrodescendientes, no conocíamos nuestra historia. Me habían dado la oportunidad de hacer una conferencia en la asociación africana de cafés especiales, en una conferencia en febrero del 2019. Y comencé a hablar sobre los africanos que abandonaron el continente para trabajar como esclavos en Brasil, para trabajar esencialmente en las plantaciones de café. Y nadie en la audiencia sabia de esto.
Había una persona viendo, de Tanzania Coffee Board, que dijo que nunca supo que los africanos habían sido esclavizados y traídos para Brasil. Me indigné mucho. Porque los africanos que fueron para Brasil eran, en su mayoría, de África Oriental, o sea, del otro lado africano. Me puse muy triste. Porque soy una afrodescendiente americana y sé muy bien de dónde vine. Y eso no es solo historia, es sobre cómo vivimos y somos tratados hasta hoy. Soy una de esas descendentes, solo que mi familia fue a parar en los EE.UU., y en una hacienda de algodón. La única diferencia es que era algodón, no café. Debía hacer algo.
Otra brasileña amiga mía, Miriam Aguiar, de la Hacienda Cachoeira, en Santo Antonio do Amparo, estaba interesada en el tema, hizo algunas investigaciones y, en su propia hacienda había una pequeña comunidad de trabajadores negros, que ayudaban en la cosecha. Hasta que finalmente vine a Brasil para encontrarlos.
“En un primer momento, no hablé del color de la piel, hablamos solamente sobre café. De repente, ellos comenzaron a hablar de sus familias, sus tradiciones, de su trabajo en el campo, de las buenas memorias. Al día siguiente, tuvimos un nuevo evento y ellos me dijeron que, cuando me vieron bajar del carro, percibieron que ya no eran invisibles, que su vida importaba. Ellos estaban tan contentos, orgullosos de la importancia de sus trabajos que decidí contar un poco la historia de esa gente. Y fue así que nació la idea del libro que acabo de lanzar. Ellos merecían eso.

Grão Especial – ¿Qué significa ese libro para el reconocimiento de la importancia de los negros brasileños en el desarrollo de la cultura del café?
Phyllis Johnson – Pienso que ese es el primer paso y pretendo también involucrarme un poco más con el trabajo de cimarrones que producen café especial, principalmente en Bahía.

Grão Especial – Hable un poco sobre el libro The Triumph, Black Brazilians in Coffee.
Phyllis Johnson – En líneas generales, el libro cuenta las historias y las luchas de dos familias de afrodescendientes cuyo pasado está interconectado con el cultivo del café en Brasil, cuando los primeros esclavos llegaron y fueron llevados para trabajar en las haciendas de café.

Grão Especial – ¿Cuáles son los próximos pasos?
Phyllis Jonhson – El próximo paso es trabajar para la ONG Coffee Coalition. Estoy en la tierra de Martin Luther King, tengo que hacer algo, pero con las armas que tengo, con mi escritura y comprando cafés especiales. Cada uno usa las armas que tiene. La mayoría de las personas no hace nada porque su trabajo representaría muy poco. Pero si cada uno hace solo un poquito, lograremos erradicar el racismo. Toda la renta de la venta del libro será revertida para la ONG Coffee Coalition for Racial Equity y para las dos familias retratadas en el libro.

Traducción del artículo escrito por Phyllis Johnson:

Por 21 años, trabajé como importador de café verde en los EE.UU. y noté la ausencia de mis colegas negros americanos en el sector. En el 2018, escribí un artículo para Roast Magazine titulado “Strong Black Coffee, Why are African Americans More Prominent in the Coffee Industry?” La mayor recompensa que tuve fue el incontable número de personas que me relataron cuánto el artículo los inspiró. Cuando Coffee Review me contactó para hablar de su deseo de compartir historias, presentar cafés y mostrar la experiencia de los profesionales de Black Coffee, me animé a participar. No raras veces pensamos en África, al considerar las contribuciones de los negros con el café. No obstante, las contribuciones dadas al café por parte de los negros en las Américas son por demás significativas.

El Pasado

La base de la industria del café fue construida con casi 2.000 años de trabajo combinado de los esclavos en las Américas, generando los 225 mil millones de dólares de que disponemos hoy. La producción y la esclavitud del café coexistieron en las Indias Occidentales y en las Américas Central y del Sur por más de 160 años consecutivos, en casi 30 países. Los primeros proveedores de café para las colonias de los EE.UU. fueron las Indias Occidentales. Los volúmenes de producción de los esclavos, haciendo uso del sacrificio humano en su plenitud, se igualaron a los alcanzados ahora, con la mecanización moderna.

El gráfico siguiente (Figura 1) fue construido por medio de mi investigación, pero la idea vino de un revisor de uno de mis artículos anteriores, que rechazó mi afirmación de que los EE.UU. tenían relaciones antiguas y que dependían del café producido por medio del trabajo esclavo. El revisor prosiguió diciendo que las colonias de los EE.UU., inicialmente, dependían de Haití para las importaciones de café y que la revolución haitiana cerró su producción algunos años después que el café se tornó importante en las colonias, alrededor de 1773. La sugerencia era que nuestra historia de importación del café producido por trabajo esclavo duró “solamente décadas” (supongo que él se refería a las dos décadas entre la Fiesta del té de Boston, en 1773, y la Revolución Haitiana, en 1793). No obstante, a pesar de que Haití fuese el principal proveedor de café crudo de la colonia de los EE.UU. antes de su revolución en 1793, los EE.UU. continuaron dependiendo fuertemente de la producción en las Indias Occidentales, en los años siguientes. Los esclavizados de las Indias Occidentales generaron gran riqueza para todo el mundo por intermedio del café, satisfaciendo la demanda generada por los crecientes hábitos de consumo de los EE.UU. El aumento de la demanda de café en las Américas y en el mundo coincidió con la esclavización de negros e indígenas en la producción, habiendo, en algunos casos, durado muchas décadas. Posteriormente, algunos países se alejaron del café y se concentraron más en la producción de azúcar, sin embargo, la esclavitud continuó siendo fundamental en todos los casos.

Figura 1: La coexistencia de la producción de café y la esclavitud en América Latina

Nación Café introducido Esclavitud abolida Años en que el café fue producido en régimen de esclavitud
Brasil 1727 1888 161
Cuba 1748 1886 138
Puerto Rico 1736 1873 137
Martinica 1723 1848 125
Granada 1714 1838 124
Guyana 1721 1838 117
San Vicente 1719 1834 115
Jamaica 1728 1838 110
República Dominicana 1725 1822 97
México 1740 1829 89
Dominica 1763 1838 75
Guatemala 1750 1824 74
Venezuela 1784 1854 70
Haití 1725 1793 68
Costa Rica 1779 1824 45
Colombia Ca. 1808 1851 43
Nicaragua 1796 1838 42
Honduras Antes de 1804 1824 34
Total de años combinados 1664

La importancia de los negros en el café comenzó paralelamente al inicio del café, al inicio de su producción en las Américas. Cuando el café se tornó popular en las colonias de los EE.UU., después de la fiesta del té de Boston en 1773, las Indias Occidentales colonizadas fueron la principal fuente de abastecimiento, a pesar de que esta región ya no sea considerada una gran proveedora actualmente. Cuando las colonias de los Estados Unidos se convirtieron en los Estados Unidos de América en 1776, continuamos dependiendo de la producción de café en las Indias Occidentales.

Las Indias Occidentales enviaron casi 600 millones de libras de café verde para los Estados Unidos, entre 1789 y 1806. (Ver la Figura 2.)

Legados del Pasado

Dos legados de esta historia permanecen:

  • Los negros en los EE.UU. continúan sin poder y subrepresentados en el café. Estamos muy cómodos con los rostros negros estampados en nuestros materiales de marketing en vez de estamparlos en nuestros equipos de marketing, teniéndolos físicamente en nuestros ambientes de trabajo y en funciones de toma de decisión.
  • Muchos de los países que colonizaron las Indias Occidentales y aún poseen los mayores activos en café actualmente, por medio de empresas comerciales, propiedad de tierras y capacidad de producción en todo el mundo. Irónicamente, la región de las Indias Occidentales ya no es un gran proveedor para los EE.UU. y, ahora, valorizamos más a América Central y del Sur.

Figura 2: Importaciones de café de los Estados Unidos de América en libras por la región del Caribe 1789-1806

Indias Occidentales Suecas Antillas Dinamarquesas Antillas Francesas Antillas españolas Otros Total
Totales 2.843.510 15.423.370 347.824.141 26.466.274 111.499.973 574.261.729

 De McDonald, M. (2005). The Chance of the Moment: Coffee and the New West Indies Commodities Trade. The William and Mary Quarterly, 62(3), serie tres, 441-472. doi:10.2307/3491531

Las contribuciones en la producción de los negros esclavizados en las Indias Occidentales y en los campos de café de América Central y del Sur no pararon en los países productores. Al ver el número de granos de café crudos a lo largo del océano, la investigación nos muestra que 13 estados de los EE.UU. fueron las principales puertas de entrada para los cafés provenientes de las Indias Occidentales, siendo Filadelfia y Pensilvania, por mucho, las más activas en el recibimiento de importaciones de café en el transcurso del final del siglo XVIII y el inicio de los años 1800.

La investigación conducida por Gary Nash, autor de “Slaves and Slave-owners in Colonial Philadelphia”, mostró que, a pesar de que los propietarios de casas y tierras ricos tuviesen mayor probabilidad de esclavizar a otras personas, el 10% de los esclavos eran capitanes de navíos que no poseían casa ni tierra. Los activos de estos capitanes de navíos estaban estrictamente vinculados a la propiedad de la vida humana, los esclavos. El artículo de Michelle Craig McDonald, titulado “The Chance of the Moment: Coffee and the New West Indies Commodities Trade“, revela que, durante el final de los años 1700 y el inicio de los años 1800, el 88% de los navíos que traían café de las Indias Occidentales para los Estados Unidos eran de propiedad de americanos, con capitanes directa o indirectamente investidos en la esclavitud de negros para garantizar entregas y hacer sus fortunas. Básicamente, los negros esclavizados no eran solamente esenciales para la producción de café, sino también cargaban y descargaban navíos llenos de café importado para los EE.UU.

Figura 3: La sobreposición de la producción y esclavización del café en el sur de los EE.UU.

Nación Café Introducido Esclavitud abolida Años en que el café fue producido en régimen de esclavitud
Colonias de los EE.UU. 1773 1865 92

Debemos comprender las contribuciones del pasado para ayudar a desarrollar el camino a seguir. Veo el día en que no estaremos simplemente contemplando las contribuciones de los negros en el café, sino viendo íconos actuales entre nosotros que hicieron grandes avances. Los historiadores parecen darle más valor al recordar de los reyes, misionarios, exploradores y colonos brutales que cargaron la semilla de un país para otro por medio del trabajo forzado, resumiendo la producción y la fuerza de trabajo simplemente como una historia obscura y trágica. ¿Cuán importante fue el comercio de café al inicio de la historia americana? El estudio de McDonald sobre el comercio de café postrevolucionario ilustra la importancia de las Indias Occidentales para el desarrollo económico americano inicial. Dado que la demanda para el consumo doméstico creció rápidamente después de 1783, el café también se convirtió en una de las mercancías de reexportación lucrativas de los EE.UU.

El Presente

Emprendedores negros como yo y otros, que incluí en este artículo, son motivados por la historia del café – vislumbramos un lugar de liderazgo para los negros en el café. La industria puede aprender mucho con profesionales que poseen pasión y conexiones ancestrales con el café.

Phyllis Johnson

David y Gaïna Dávila, de Dávila Kafe.

Nadie valoriza más las contribuciones y el potencial existente en las Indias Occidentales que los empresarios del café, David y Gaïna Dávila, de Dávila Kafe. David y Gaïna se describen como una pareja con raíces en dos de los países menos representados del hemisferio occidental – Gaïna nació en Haití y David tiene raíces en Nicaragua y en Puerto Rico. Su inspiración para desarrollar un negocio de éxito con el café está profundamente enraizada en su comprensión y apreciación de la historia de Haití.

“Hoy”, ellos destacan, “Haití continúa cultivando la variedad Arábica Typica, una de las variedades de café más antiguas en producción, prácticamente inalterada desde que fue traída para el hemisferio occidental. Incluso durante una pandemia global, los agricultores haitianos continúan trabajando incansablemente para mejorar la calidad de su producción de café, y el fervor de sus esfuerzos no puede pasar desapercibido. El café, como lo conocemos hoy, no existiría sin el camino pedregoso recorrido por Haití”.

Phyllis Johnson

Launtia Taylor, Presidente de la consultoría de café Taylor Gentles Group.

Es necesario alguien con un fuerte liderazgo y la voz tranquila, como la de Launtia Taylor, para hablar sobre su propia infancia en Trelawney, en Jamaica, en la propiedad de café de su familia. Ella se acuerda de haber decidido en qué árbol subiría para escoger el fruto que quería para el almuerzo. Launtia explica que el café, el cacao y el ron salvaron la vida de su familia. “Cuando comencé a trabajar con el café en los Estados Unidos, estaba participando de clases de entrenamiento en café, habiendo comenzado a percibir que ya sabía mucho de lo que estaba siendo enseñado – principalmente en lo que se refería al cultivo, cosecha y procesamiento del café, antes de la comercialización. No estaba familiarizada con los términos técnicos, pero ciertamente conocía, de primera mano, la jornada de la semilla. Cuando era joven, mi papá comenzaba el día tostando café en la cocina para el desayuno. Comencé a beber café alrededor de los siete años. Para mí, nada mejor que café tostado con leche de coco por la mañana. Mal sabía que ya tenía mucho conocimiento sobre el café, excepto por el hecho de que era mi bebida favorita en el desayuno. Para nosotros, crecer tomando café era simplemente parte del día a día; no teníamos idea de que se trataba de una mercancía tan preciosa, representando una parte tan vital de la economía mundial, para no hablar de los beneficios para la salud adicionales”.

La historia suministra combustible para continuar avanzando en una industria donde hay poco reconocimiento de la grandeza y de las contribuciones de los negros en el café. Nuestros héroes del café son normalmente los fundadores de marcas famosas y exitosas. Respetamos a los inventores de nuevos equipos empleados en la producción de la cerveza y para el tostado. De igual modo, los investigadores responsables por el desarrollo de variedades del café conquistaron nuestro respeto. En el pasado más reciente, declaramos nuestra admiración por aquellos que lograron preparar bebidas de forma más dinámica y profunda. Básicamente, nos sentimos cómodos celebrando a aquellos que tuvieron éxito en el café e ignorando las contribuciones de otros.

Si queremos abrazar la base establecida para la vibrante industria del café de los Estados Unidos de hoy, nosotros, como profesionales del café negro, debemos asumir un papel de liderazgo. A pesar de que esa historia pertenezca a todos, son esas historias e investigaciones las que nos alimentan.

Tragedias recientes, especialmente en los EE.UU., nos llevaron a examinar el tratamiento dado a los ciudadanos negros, ya que estamos en cuarentena en nuestras casas y considerando cómo podemos ser cómplices en nuestras vidas y en el trabajo. Digo claramente que somos cómplices. Cada conferencia, reunión, palco, café, ambiente de trabajo, sala de dirección, lista de viajes para verificar la producción, mesa de degustación, programa de desarrollo internacional etc., con diversidad racial nula o muy pequeña muestra nuestra complicidad, debiendo trabajar juntos para cambiar esta realidad.

El Trayecto Adelante

Tenemos un momento único en el tiempo para empeñarnos en comprender nuestra historia y crear acciones con el fin de producir mejores resultados en el futuro. Al inicio de junio, escribí un texto para la acción, en forma de una carta abierta a la industria del café de los EE.UU., referente al racismo. La respuesta fue extremamente positiva. La acción por detrás de esta carta está recibiendo una fuerte adhesión. Estamos trabajando para establecer la Coalición del Café para la Equidad Racial (CCRE), una organización 501(c) (3), cuya misión es construir una industria racialmente diversificada y equitativa, donde los talentos de todos puedan ser reconocidos, desarrollados en su potencial máximo y recompensados. También creemos que es importante comprender el papel que la raza desempeñó en la historia del café.

Júntese a nosotros en esta jornada y actúe como voluntario u ofrezca su apoyo para ayudarnos a construir una industria del café mejor para el futuro. Este artículo es el inicio de lo que espero que sean destaques e historias futuras de contribuyentes negros del café en todo el mundo, tanto en el pasado como en el presente. Considerando que Coffee Review reúne a varios empresarios del café e historias de un grupo más diversificado, espero que les gusten las historias y los cafés (consulte el Informe de Degustación de agosto del 2020: Reconociendo Cafés de Empresas de Café de Propiedad Negra). Todos formamos parte de la solución. Continúe saboreando maravillosos cafés y tenga en mente que tenemos mucho por desvendar en esta bella y vibrante industria.

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