Gracias a la facilidad de acceso, Tiny House logra producir chocolates bean to bar con cacao de los más diversos países productores, también de Brasil
Maiana Lasevicius, 30 y Gustavo Hilsdorf, 37, son dos brasileños, publicitarios, exalumnos de Cásper Líbero y FAAP, respectivamente, que trabajaban en São Paulo en planeamiento estratégico en agencias de renombre. Cansados de la vida estresante de la ciudad y del trabajo que hacían, hace unos cuatro años resolvieron intentar la vida en otro país, sin saber muy bien cómo iban a sobrevivir.
Eligieron los EE. UU. porque Gustavo nació en New Jersey y tenía derecho al pasaporte americano. Y, en 2010, pasó tres meses en el país visitando a unos amigos y le gustó lo que vio.
Se fueron directamente a la asoleada California y eligieron para vivir una pequeña ciudad, Santa Cruz, distante una hora y media de San Francisco. El lugar tiene cerca de 55 mil habitantes y es conocido por albergar a personas de todo el mundo, con una gran comunidad brasileña, mexicana y china, entre otras nacionalidades. «Básicamente, comenzamos una nueva vida, desde cero», nos cuenta Gustavo, que le pidió casamiento a Maiana en la playa y resolvieron establecer residencia en la ciudad.
El padre de Maiana, Bruno Lasevicius, propietario de La Casa Lasevicius, www.casalasevicius.com.br , que en el momento de la mudanza de la pareja a los EE. UU., estaba comenzando a hacer chocolates Bean to Bar en Brasil les hizo la recomendación. «Me encantó, porque en Brasil, le ayudaba un poco a mi padre a producir y también vendía en la agencia en la que yo trabajaba. Cuando me mudé acá, me dio pena no poder colaborar más», nos cuenta Maiana.
Al comienzo en Santa Cruz, Gustavo tuvo que sobrevivir con lo que salía. Trabajó como albañil, como operario en una fábrica de dulces y, después en una gráfica, donde está hasta hoy sigue como diseñador, dedicándose al sector de creación de envases.
Maiana llevó la idea del padre a la realidad y comenzó a producir los chocolates Bean to Bar. En ese momento, Bruno fue a visitarlos y los incentivó a comprar los primeros equipamientos para la fabricación del chocolate. «Incluso, él le ayudó en todo el proceso. Con las técnicas, con dinero, en la formulación de las primeras recetas, en la elección de las máquinas. Él fue un padrazo», se enorgullece.
Al mismo tiempo, para sobrevivir, Maiana trabajó hasta septiembre del año pasado, en un restaurante brasileño, donde mejoró su inglés y conocimiento sobre las personas del lugar.
Tiny House
En 2015, comenzaron a formular sus propias recetas. El primer producto fue una barrita de chocolate de Vietnam al 70 %, que tuvo mucho éxito. En 2017, finalmente, crearon la marca y comenzaron a formular recetas para destacarse, con o sin agregados, siempre con cacao de origen. Y, el año pasado, comenzaron a vender ya para crecer. «Tiny House es una marca vegana, no utilizamos ningún derivado animal, es orgánica, que cuida de la forma como trata el cacao y es libre de gluten», explica Maiana, la chocolatier. «Y tenemos como misión divulgar el cacao brasileño de origen en el mercado americano», completa Gustavo.
El nombre, Tiny House, se creó pensando en la pequeña casa donde viven. «En California llevamos una vida sin apegos a las cosas materiales. Cuidamos la calidad de los ingredientes y predicamos una existencia básica. Ese también es el concepto de nuestra empresa», cuenta Gustavo. «Utilizamos productos artesanales, preservamos el estilo artesanal de producción, somos minimalistas en la comunicación y en los envases. Menos paredes, más horizonte», agrega Gustavo.
Los envases
Tanto la creación de la marca como de los envases fue un arduo trabajo. Finalmente, como dos expublicitarios, el matrimonio se descubrió como sus peores clientes. «Estamos mejorando siempre, cambiando, modificando, somos realmente una pesadilla como clientes. El envase, fue un parto. Cree un doblez, sin utilización de pegamento, para abaratar el proceso y permitir que podamos crear y vender nuevos sabores rápidamente. Fue una ingeniería pensar el tamaño de la barra, la cantidad de colores, todo. Pero conseguimos alcanzar una solución muy buena», cree.
Línea de productos
Actualmente ofrecen 14 sabores, siendo seis solo de cacao, sin agregados, como el Brasil al 70 % Lagedo de Ouro, Amazonia al 71 %, Espírito Santo al 75, Tanzania al 71 %, Ecuador al 80 %, e India al 67%. Y los con agregados, Salsaparrilla al 68 %, Earl Grey 70 %, Arabica Coffee al 68 %, Yerba Mate al 70 %, Vegan Coconut White al 33 %, Amazon Chai al 33 %, Yerba Mate White al 33 % y Lemongrass al 70 %.
Venden sus barras de 40 gramos sin agregados a US$ 7 y las con agregados a US$ 8 y las siete tiendas que revenden sus chocolates cobran, en promedio, US$ 10. «Estamos en tiendas de regalos que tienen curaduría especial de productos para la casa. No es nuestra intención vender en grandes redes o en supermercados», explica Gustavo.
Tiny House produce cerca de 50 kg de chocolates bean to bar por mes, que es poco, pero los planos son ambiciosos. «Tuvimos mucha suerte porque el gusto que el chocolate dark tiene aquí en California es muy grande. Para ellos, “darker the better”, cuanto más alto el porcentaje del cacao, mejor. Las personas tienen un estilo de vida más saludable, no hay mucha gente obesa, como en el resto de los EE. UU., y pocos fuman. Pero, al mismo tiempo, no están todavía familiarizados con el término bean to bar. Aquí, hasta los bebés comen chocolate al 70 %, algo que en Brasil es impensable. Acá para nosotros, hay mucha gente que cree que el chocolate viene de la vaca, no saben que es una fruta. Cuando descubren que nuestro chocolate además es vegano, se enloquecen», dice Maiana.
“en el futuro breve, pretenden montar su propia fábrica que deberá ser acoplada a una tienda física de la marca. “Hemos alquilado una cocina industrial por US$ 20 la hora, que es una ayuda de gran valor, sin embargo, parte de la produccíon es hecha en casa”, explica la chocolatier.
Además de esto, pretenden explotar cada vez más los subproductos del cacao para producir su propia manteca de cacao, nibs y todo lo que sea posible. “Queremos ser una empresa com basura cero, reaprovechamiento total de los productos, una exigencia local”, cuentan.
Vender sus chocolates Bean to Brasil en Brasil tambíen está en el radar de los empresarios. “Aún no tenemos ecommerce pero estamos trabajando para eso en este momento, así como tambíen estamos buscando pruntos de venta en algunas ciudades del país. “En breve, los brasileños también podrán degustar nuestros chocolates”, promete la pareja.
Mientras tanto, los adictos por chocolates Bean to Bar al sur del Ecuador tendrán que contentarse en adquirir las barras de la marca en los siguientes puntos comerciales:
Em Santa Cruz, Califórnia
Luma Yoga – 1010 Center Street www.lumayoga.com
The Point Market – 23040 East Cliff Drive facebook.com/ Point Market and Cafe
Mini Mint – 3912 Portola Drive www.minimintstudio.com
Em Felton, Califórnia
Mountainside General Store – 6235 Hwy 9 www.montainsidemade.com
Em São José, Califórnia
Hapertas&Co – 60 N San Pedro Street www.hapertasco.com
Em São Francisco, Califórnia
Chocolate Covered SF – 4069 24th Street www. Chocolatecoveredsf.com
Earthen -136 Fillmore Street www.earthen-shop.com