El pueblo brasileño está formado por un crisol de etnias, lo que nos proporciona un contacto diario con diferentes tipos de comidas y bebidas.
Tratándose de los tés, asociamos sus tipos a las culturas que introdujeron la bebida en nuestro país: un té negro podría remitir a un té de la tarde con bocadillos dulces y salados traídos por los portugueses, o un té verde carga consigo la referencia de los rituales y comidas japonesas.
¿Cree que los tés que estamos acostumbrados a ver por ahí – blancos, negros o verdes – son producidos a partir de una misma planta? Todos los libros sobre el asunto le dirán que el té sólo recibe ese nombre si fuera proveniente de una planta, la Camellia Sinensis.
A pesar de que todos los tipos parten de la misma planta, muchas variables entran en juego en la influencia del sabor y aroma: clima, geografía, tipo de suelo y sus elevaciones, época de cosecha, parte de la planta utilizada, porcentaje de oxidación deseada, formato final del producto (hojas enteras, cortadas, enrolladas, molidas…) etc.
La combinación de estos elementos es que producen las variedades que conocemos: blancos, verdes, amarillos, oolong, negros y pu’er. Para comprender mejor esa segmentación es necesario entender los tipos de producción. ¡Comencemos!
Té blanco
El té blanco es cosechado en la época en que los brotes y hojas están muy jóvenes. O sea, todavía no se abrieron completamente y están cubiertos de una pelusa blanca que protege la planta del sol. De ahí viene su nombre. Su producción posee pocas etapas: cosecha (puede hacerse en la primavera, verano y otoño), reducción de humedad de las hojas (marchitar) y secado a través de calor.
Té verde
El procesamiento de las hojas del té verde no involucra oxidación. Dependiendo del estilo de producción, la cosecha puede hacerse de un brote y una, dos o tres hojas. Para mantener la frescura, apenas son cosechadas, las hojas van directo a un tratamiento llamado fijación. Ahí, se aplica calor en alta temperatura, evitando que ocurra la oxidación. Su nomenclatura se origina de las brillantes hojas verdes cosechadas y que, la mayoría de las veces, mantiene su intensidad y color incluso después de procesado.
Té oolong
Para la producción de los variados oolongs, se realizan los siguientes pasos: después de la cosecha, las hojas pierden agua (marchitan), son enrolladas o moldeadas, dejadas para oxidar de acuerdo con el porcentaje que el productor (tea master) desea. Esta etapa del proceso genera enorme variedad al té, ya que los niveles de oxidación van de 20 % a 80 %. Las hojas son secadas por medio de calor y clasificadas. Una sugerencia para identificar esos tés es su formato final: normalmente son enrolladas en pequeñas bolitas irregulares.
Oolong, en mandarín, significa “dragón negro”. En Francia, recibe el nombre de té azul (blue tea). En literaturas más antiguas, la palabra Bohea también fue encontrada para mencionar el oolong, pues era una bastardizacion del Monte Wu Yi, región productora de este tipo de té.
Té negro
Totalmente oxidado, es un tipo de té consumido en diversos países, gracias a su versatilidad. Además de consumido puro, también es frecuentemente usado en blends. Conocido por contener cafeína, su producción involucra etapas similares al oolong.
A pesar de que lo llamamos té negro, los chinos lo conocen como té rojo, por cacusa del color de su licor. También llamados de Congou o Conga por negociantes del té, el término deriva de la palabra gongfu o kung fu, expresión de la lengua china que se refiere al cuidado y disciplina en su proceso de producción y consumo.
Té Pu’er
Existen bebidas que quedan mejor con el tiempo. En el caso de los tés, este es el pu’er. Su producción, a pesar de ser muy parecida con la del té verde, involucra una etapa que los otros no tienen: la fermentación. Son dos las formas de fermentar el té: el sheng cha o pu’er cru, donde las hojas sufren la fermentación de forma más lenta. Son necesarios muchos años para alcanzar la complejidad de sabor deseada de un pu’er. Poe otro lado el shou té o pu’er “cocido”, sufre una aceleración de la fermentación intencional. Una de las innumerables particularidades del pu’er es su formato en discos, galletas grandes o pequeñas donde las hojas de la Camellia Sinensis son comprimidas y deben ser retiradas de este bollo a través de una especie de cuchillo.
Té Amarillo
¿Ya escuchó hablar de él? Bastante raro y poco producido, sólo lo hacen los chinos. Es parecido al té verde, que necesita hojas frescas y jóvenes para mantener su sabor delicado. Recibió ese nombre debido la coloración que adquieren las hojas después de la etapa de apilado y secado.
Ok, pero espera, ¿y el té de menta? ¿y la camomila? ¿y el boldo? ¿y el de yerba mate? Especialistas en el asunto usarán la palabra tisana o infusión para referirse a esas otras bebidas, ya que no contienen ninguna parte de la Camellia Sinensis.
El proprio té mate es llamado de yerba mate, fuera de nuestro país. A pesar de también formar parte de nuestra cultura (¿quién nunca tomó un “té” para curar la gripe?) y principalmente de nuestra lengua, no son clasificados como tés y, por eso, no son categorizados por colores.
Ahora que sabe la diferencia entre los tipos de té, ¿cuál es su favorito? Cuéntenos cuál es su preferido y cómo le gusta consumirlo. El autor de la mejor historia va a ganar una camiseta linda de Grão Especial (Grano Especial).