Originaria de China, diversos tipos de camelias fueron llevados a Portugal, en la época de los descubrimientos, y se adaptaron muy bien
La mayoría de las personas olvida la importancia que Portugal tuvo en la diseminación de la cultura del té en el mundo. Pero fueron los descubridores portugueses los primeros occidentales en tener contacto con la bebida y el primer país europeo en consumir el té. La familia real lo adoraba, tanto así que, Catarina de Bragança, hija del Rey Juan IV y de la Reina Luisa de Guzmán, fue responsable de introducir el té en Inglaterra al casarse con el Rey Carlos II. ¡No es poco!
En la época de los descubridores, varias plantas de diversas variedades de camelias fueron llevadas a Portugal, y hasta hoy son una pasión nacional. Principalmente en la región del norte del país, más específicamente en Porto, donde siempre fueron apreciadas por la nobleza. La flor ganó espacio en locales públicos, pero principalmente en las haciendas y en los palacios e incluso existen itinerarios turísticos para conocer la Ruta de las Camelias.
El cultivo de camelia sinensis en Oporto
Mucho tiempo pasó hasta que la periodista alemana, Nina Grutkowski, descubrió en una entrevista que estaba haciendo para el servicio en portugués de Deutch Welle, con un especialista en camelias, que la variedad sinensis era la planta que le da origen a los tés. Enamorada de los tés, se quedó muy entusiasmada y recordó la tradición de las camelias en Porto. Le preguntó al entrevistado si era posible producir tés en la región y él se lo confirmó y acabó dándole una planta de camelia sinensis.
Su marido, Dirk Niepoort, casi una leyenda en el mercado de vinos en Portugal, heredero de la vinícola Niepoort, productores de vino de Porto y también algunos de los mejores tintos y blancos del país – también es un gran amante de los tés -, incentivó a su esposa en la empresa.
Al principio, la plantaron en el rincón más frío en el invierno del jardín de su casa, en Porto, localizada cerca del estadio del Dragón, para ver como reaccionaba. “A pesar del frío, ella estaba feliz y decidimos dos cosas: ¡cultivar el té de verdad y, al mismo tiempo, el nombre de la empresa, Té Camelia!” (www.chacamelia.com), cuenta Nina.
Colaboración con productores de té verde japonés
“Al inicio, en el 2011, plantamos doscientas plantas en nuestro jardín con la ayuda de un viverista y fuimos a estudiar más sobre el tema. Descubrimos que la primera zafra solo viene después de cinco años, si lo hiciésemos todo bien. Decidimos, entonces, en el 2014, utilizar una hacienda de la familia que estaba desactivada, en Fornelo, cerca de 30 minutos de Porto, y muy cerca del mar y trasplantar las plantas”, explica.
Pero estaba claro para la pareja que necesitaban de la ayuda de quien realmente entendía del tema, ya que la producción en si también es complicada. “Nos preguntamos cuál es el té que más nos gustaba y la respuesta fue el té verde japonés. Entré en contacto con amigos en Alemania, para iniciar una importación de tés de la pareja Haruyo y Shigeru Morimoto, productores hace más de 40 años de té verde japonés biológico, en el sur de Japón, en Miazaki, en las islas Kyushu. Firmé el negocio y, más que eso, ellos abrazaron la causa y vinieron a visitarnos, la primera vez, en el 2012. Desde entonces, vienen con frecuencia para aconsejarnos con el trabajo en la producción”, cuenta Nina.
Y es esta vertiente del negocio la que sustenta a Té Camelia, que tiene en los mercados de Portugal y de España su mayor facturación.
¡Pero vale resaltar que vinieron solamente a ayudar en el desarrollo del cultivo del té verde portugués! “Tuvimos y tenemos consultoría, pero el proyecto es nuestro. Es un té propio”, enfatiza.
Camelia sinensis en Japón
Así como en Japón, las plantaciones de camelia sinensis en Portugal están cerca del mar, lugar ideal para que crezcan en todo su esplendor. “Iniciamos realmente hace cinco años, plantamos un poco de cada vez, terminamos de plantar las 12 mil plantas en el 2018, completando una hectárea. Este año, en la primavera, tuvimos la primera zafra comercial y está siendo un éxito, ya percibimos que hay un gran potencial en el sabor, resultado de un terroir propio, confirmado por los Morimoto”, se alegra.
¡En la hacienda lo hacen absolutamente todo! El cultivo es totalmente biológico, ya están certificados, no compran fertilizantes y la mayor parte del trabajo es manual. “Hacemos un compost con heces de vaca de los vecinos, paja y material orgánico y lo dejamos descomponerse por algún tiempo para solo después aplicarlo en las plantaciones. Limpiamos las hierbas de los terrenos con la mano, no usamos telas para no sofocar la tierra y adicionamos cáscara de pino para mantener la humedad y adicionar muchos nutrientes”, explica entusiasmada.
“Los padres de mi marido vivían aquí y después la hacienda se quedó abandonada por un buen tiempo. Su situación geográfica es excepcional para el cultivo del té”
En el resto de la hacienda, en la otra hectárea, plantan kiwi, manzanos y perales, además de mantener una colección de árboles muy raros y antiguos.
El Procesamiento del té
Después de ser cosechadas, el procesamiento de las hojas de té es totalmente manual y producen el té verde inspirado en los japoneses, en el estilo asiático, con las hojas enteras. “Vitor Marques e Isaura cuidan del día a día del campo. Como nuestra producción es pequeña, podemos darnos el lujo de recoger las flores de la camelia con el polen intacto, la deshidratamos y hacemos el té de la flor. En realidad, es una tisana. Pero es muy raro, pues ni en Asia es fácil lograrlo, ya que la cosecha es tan intensa que la planta no cría flores. En China, por ejemplo, los productores venden las hojas y beben ellos mismos el té de las flores, ya que es muy fácil estropearse en el transporte, sufren mucho en el transporte y es poco comercial para quien trabaja con toneladas. Por eso, solo venden las hojas”, cuenta. Todos los tés Camelia son de alta calidad y permiten hasta cinco infusiones con las mismas hojas sin perder la calidad.
“Incluso en Asia, el té comienza a rendir económicamente a partir del décimo año de producción. Es necesario tener una gran compasión y visión de futuro, para las próximas generaciones, exactamente igual al vino de Porto. Podemos dar el ejemplo”
Enseñando a los portugueses a reconocer un buen té
Ya sabiendo de antemano dónde quieren llegar, hace exactos ocho años, muchos años desde la primera cosecha, decidieron que era hora de comenzar a enseñarles a los portugueses a entender más sobre tés, cultivo que se perdió con el tiempo. Promovieron workshops y degustaciones de su diminuta producción. “Y hace dos años, abrimos las puertas de la hacienda para que el público conociera nuestra producción”, expresó.
Los blends
Té Camelia también desarrolla diversos blends exclusivos para restaurantes de primera línea y cafeterías, siempre utilizando tés verdes japoneses con algún ingrediente portugués. “El primero que desarrollamos fue el té verde con caña santa; el segundo, fue el té verde japonés con cáscara de limón deshidratada, lo que llamamos por aquí carioca de limón; y el tercero es el té verde japonés con pétalos de rosas portuguesas; y el cuarto, té verde de Japón con arroz tostado y flores de saúco. Pero solo entra lo que viene directamente de la naturaleza, sin aromatizantes, acidulantes o equivalentes”, afirma.
Pipa Té
La pasión de la pareja por el té y por el vino no podía dar otro resultado. Acabaron de lanzar Pipa Té. Se trata de un té oolong japonés, biológico, semi-oxidado con sus aromas complejos de frutos secos y taninos delicados, envejecido en cajas antiguas de madera, las pipas, que ya guardaron vino de Porto producido por Niepoort. ¡Un té delicado, sorprendente, que introduce un mundo nuevo de aromas! ¡Imperdible!