MILÁN – Si prefiere té en vez de café, eso puede deberse a sus genes. Investigadores del Centro Riken de Ciencias Médicas Integrales (IMS) y de la Universidad de Osaka realizaron un reciente descubrimiento después de estudiar las preferencias alimentarias de 160.000 mil personas.
El estudio, publicado en la revista Nature Human Behavior, encontró relaciones genéticas para 13 hábitos alimentarios, incluyendo consumo de alcohol, otras bebidas y alimentos, además de enfermedades humanas complejas, como cáncer y diabetes.
“Sabemos que lo que comemos define lo que somos, pero descubrimos que lo que somos también define lo que comemos”, dijo Yukinori Okada, científico visitante sénior de Riken IMS y profesor de la Universidad de Osaka, en un comunicado a la prensa.
Según la CNN, los investigadores usaron datos de más de 160.000 japoneses del BioBank Japan Project, lanzado en 2003 con el objetivo de proporcionar evidencias para la implementación de medicamentos personalizados.
El proyecto recolecta informaciones clínicas y de ADN, incluyendo ítems relacionados al estilo de vida de los participantes, como hábitos alimentarios, que fueran grabados por medio de entrevistas y cuestionarios.
Ellos descubrieron nueve lugares genéticos asociados al consumo de café, té, alcohol, yogurt, queso, natto (soja fermentada), tofu, pescado, legumbres y carne.
También se observaron variantes responsables por la capacidad de probar sabores amargos. Esta asociación fue encontrada entre personas que les gusta comer tofu; mientras que aquellas, sin los genes variantes, consumían menos alcohol o nada.
Aquellos que comen más pescado, natto, tofu y vegetales tuvieron una variante genética que los hizo más sensible a los gustos umami, mejor descritos como sabores salados o «derivados de la carne».
Para descubrir si alguno de estos marcadores genéticos asociados a la comida también estaba relacionado a la enfermedad, los investigadores realizaron un estudio del fenómeno.
El fenoma comprende todas las posibles características observables del ADN, conocidas como fenotipos.
Seis de los marcadores genéticos asociados a los alimentos también estaban relacionados a por lo menos un fenotipo de enfermedad, incluyendo varios tipos de cáncer y diabetes tipo 2.